¿desde cuándo empezaron a importar
los solsticios?
es imposible volver e injusto recordar
ver es modificar
cerrar al niño en la cara
cansancio del pensamiento
de los abrazos
de los días y semanas
los placares
afuera el gran torso del invierno
adentro
los filamentos de la luz
indiferente caricia de la pantalla
queda de mí
una foto de perfil
un par de intentos
en botella rota
el mar virtual
interminable
debo existir para otra cosa aún no revelada
que también
se completa escribiendo
abro la heladera y bebo del pico
las luces encendidas del auto
aguardan su respiro
tendré que salir
la plaza oscura del barrio
llama desde otro tiempo
a quien no soy
es un sitio
edificado con leyes de la nocturnidad
ocultas piezas de sentido cuántico
que encajan mientras duermo
los ojos del gato se autoexilian
la luna pule sus filos
abre pechos de ciegas criaturas
pronto
siento
caerán con sus lluvias las nubes
con su manzana el árbol
con su bosón
el universo
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