Ahorcarse para probar una hipótesis
Nicolás Minovici se graduó de médico con honores en 1892. Su obra “El Estudio de la Muerte por Ahorcamiento” (1905) se basó en una serie de experimentos que incluían someterse él mismo a ahorcamientos interrumpidos antes de la muerte. Se colgó varias veces para experimentar los efectos fisiológicos y psicológicos de la asfixia. Los riesgos incluían daño cerebral irreversible, lesiones en la tráquea y las vértebras cervicales, y la posibilidad de un paro cardíaco. También usó cadáveres para experimentos más extensos y prolongados. Colgaba cadáveres de diferentes alturas y con distintos tipos de nudos para observar las variaciones en las lesiones producidas. Registró meticulosamente la ubicación y la profundidad de las marcas en el cuello, así como las fracturas y dislocaciones vertebrales, lo que ayudó a establecer estándares para las investigaciones forenses. Su trabajo demostró cómo diferentes técnicas de ahorcamiento y las características físicas del individuo podían influir en la apariencia de las lesiones, información crucial para determinar la causa y la naturaleza de la muerte en investigaciones criminales.
También investigó la estrangulación manual. Pedía a sus asistentes que lo hicieran hasta su indicación. Estos experimentos arrojaron luz sobre los mecanismos de la asfixia, la pérdida de consciencia y los espasmos musculares. En colaboración con neurocientíficos de su tiempo, realizó autopsias detalladas en las cuales examinó el cerebro y la médula espinal de las víctimas de ahorcamiento. Buscó cambios microscópicos y macroscópicos que pudieran explicar los síntomas observados durante la asfixia. Sus estudios revelaron alteraciones significativas en la circulación cerebral y en las estructuras neuronales, lo que contribuyó a una mejor comprensión de los mecanismos de daño cerebral en casos de asfixia.
También se interesó por los efectos de diversas sustancias tóxicas. En uno de sus experimentos más audaces, ingirió pequeñas dosis de estricnina, cianuro y opio, documentando sus efectos. Estos estudios proporcionaron valiosa información sobre la toxicología y las respuestas del cuerpo humano a diferentes sustancias.
Vómitos y fluidos

Stubbins Ffirth, un médico y científico estadounidense del siglo XIX, demostró que la fiebre amarilla no era contagiosa. La falta de conocimiento sobre el vector de transmisión y la naturaleza de la enfermedad llevó a diversas teorías sobre su origen y propagación, muchas de las cuales eran incorrectas. Ffirth realizó sus experimentos en el momento de la teoría de los miasmas, que atribuía las enfermedades a “malos aires” o emanaciones nocivas. Sin embargo, la buscó en otro lado.
Para probar su teoría, se expuso a sí mismo a diversas formas de material infectado proveniente de pacientes con fiebre amarilla. Primero realizó inhalaciones de los vapores emitidos por fluidos corporales de los enfermos. calentaba los fluidos en un pequeño aparato de destilación, liberando vapores que aspiraba profundamente, convencido de su inmunidad. También aplicó vómito, saliva y otros fluidos corporales de pacientes infectados en heridas abiertas en su propio brazo y hasta llegó a ingerir de a cucharadas el vómito de estos pacientes. Su argumentación era simple y directa: si la enfermedad fuera contagiosa, él mismo se enfermaría.
Ffirth no contrajo la fiebre amarilla. Esto le llevó a concluir que la enfermedad no era contagiosa. Sin embargo, hoy sabemos que la razón por la que no se infectó fue porque el material utilizado provenía de pacientes en etapas tardías de la enfermedad, cuando los fluidos corporales ya no contenían el virus en altas concentraciones.
Las conclusiones de Ffirth fueron recibidas con escepticismo por la comunidad médica de su tiempo. Aunque sus métodos fueron criticados por ser peligrosos y no éticos, sus experimentos se convirtieron en un ejemplo de la búsqueda extrema del conocimiento. Sin embargo, su teoría fue eventualmente desacreditada cuando se descubrió que la fiebre amarilla es transmitida por el mosquito Aedes aegypti.
El codo que salva vidas

Werner Theodor Otto Forßmann se graduó de médico en 1929. La cardiología era un campo en desarrollo. La idea de explorar el corazón desde dentro, utilizando un catéter, era vista como peligrosa y posiblemente letal. La resistencia de la comunidad médica a experimentar con el corazón, un órgano considerado sagrado y frágil, era enorme.
Sin el conocimiento ni el consentimiento de sus superiores, Forßmann decidió realizar el experimento en sí mismo. Para realizar la cateterización cardíaca, Forßmann necesitaba acceder a una vena grande y lo suficientemente directa para llegar al corazón. Escogió la vena cubital del brazo izquierdo, la cual pasa justo por el codo, debido a su tamaño y accesibilidad. Preparó una sala en el hospital con los instrumentos necesarios y convenció a la enfermera Ditzen de ayudarlo. Realizó una incisión en su brazo izquierdo y, con precisión quirúrgica, introdujo un catéter de 65 centímetros en su vena cubital. la enfermera sostenía un fluoroscopio para guiar el proceso, fue empujando el catéter hasta que alcanzó su propio corazón. Una vez que el catéter estuvo en el atrio derecho, Forßmann caminó hacia la sala de rayos X, donde una radiografía confirmó que el catéter había alcanzado el corazón, demostrando así la viabilidad del procedimiento.
Forßmann fue despedido del hospital de Eberswalde y tuvo dificultades para encontrar trabajo durante años. Sin embargo, su innovador experimento no pasó desapercibido; fue el inicio de una revolución en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades cardíacas. Le dieron el novel por aquella proeza en 1956.
Uno de los experimentos menos conocidos fue su investigación sobre la reacción del cuerpo humano a sustancias anestésicas y otras drogas utilizadas en procedimientos quirúrgicos. Forßmann inyectó estas sustancias en su propio cuerpo para observar sus efectos de primera mano.
Se casó con la enfermera. La pareja tuvo seis hijos, y su vida familiar, aunque a menudo complicada por la carrera y las controversias profesionales de Forßmann, su personalidad desafiante y su rechazo a seguir las convenciones también se manifestaron en su vida familiar. Forßmann era conocido por ser un padre estricto, pero también profundamente afectuoso, inculcando en sus hijos un fuerte sentido de responsabilidad y curiosidad científica.
Estuvo afiliado brevemente al Partido Nazi en los años 30, lo que generó controversia en su vida posterior. Sin embargo, su afiliación parece haber sido más pragmática que ideológica, y no estuvo involucrado en actividades políticas destacadas. Después de la guerra, este aspecto de su biografía fue minuciosamente examinado, pero no empañó su legado científico.
El codo de Forßmann, por lo tanto, no es solo un detalle anatómico; es un punto de inflexión en la historia de la medicina que permitió la realización de un experimento pionero que cambiaría para siempre la cardiología.
Riquísimos huevos de lombriz

La lombriz intestinal Ascaris suele presentarse cuando no hay buenas condiciones de higiene en la manipulación de alimentos para consumo humano, pero esto no se sabía en tiempos de Grassi, aunque ya en 1862 un médico francés, Casimir Davaine, había propuesto que los huevos de lombriz ingresaban al cuerpo humano a través de alimentos contaminados. Para confirmar la teoría de Davaine, Grassi ingirió deliberadamente huevos de lombriz intestinal y posteriormente analizó sus heces, encontrando huevos y confirmando la teoría del francés.
Por este descubrimiento Grassi y otros investigadores italianos debieron haber recibido el Premio Nobel, pero éste se le otorgó en 1902 al inglés Ronald Ross, por una investigación similar realizada en la India.
Grassi es conocido por ser uno de los primeros en demostrar que ciertos insectos, especialmente los mosquitos, eran vectores de enfermedades. Fue en el siglo XIX. Su investigación sobre el ciclo de vida del mosquito Anopheles y su rol en la transmisión de la malaria fue revolucionaria, sentando las bases para futuras investigaciones en el control de plagas y enfermedades. A menudo se disfrazaba con ropa que los atraía para estudiarlos de cerca.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario