miércoles, 3 de septiembre de 2025

Fractalización emocional

¿Un efecto subjetivo neuronal o una imposición social?

Escribo esto sin investigar. Apenas es una rápida entrada de blog. Y es que estoy recordando mi gran asombro, indignación, extrañeza -y luego profundo interés antropológico- al toparme por primera vez con un video donde alguien reaccionaba a otro video. La primera pregunta que me hice fue ¿quién quisiera ver esto? ¿Quién quisiera ser el que mira un video, donde otra persona mira un video creado por una tercera persona? Luego de recordar mi infancia, gran parte de mi adolescencia y -si busco profundo- el día de hoy, la respuesta es: cualquiera de nosotros.

De chico solía leer mis cuentos a algunos amigos a los que obligaba a sentarse en un gran sillón marrón de cuerina que había en casa de mis padres. Sentía en ese acto un genuino ASRM, efecto que estudiaría no hace más de cinco años y que en la infancia creí sólo mío. Dejé de sentirlo en la adolescencia. Ahí, leer algo propio a alguien, o tocar una de mis canciones, era, básicamente, estar atento a sus reacciones. Y tiene sentido, al fin y al cabo, uno escribe para los demás.

Luego llegaron los veintitantos, edad de compartir libros y música. Creo que nos acercamos más al fenómeno actual, porque tu amigo está reaccionando sobre algo no propio. Entonces: ¿hasta dónde no es propio algo que no creó uno mismo? La identificación es un efecto muy estudiado por la psicología, así como la transferencia, no hace falta explicar mucho. Sentirse pleno, cuando alguien reaccionaba positivamente, hermanaba; aunque, si lo hacía negativamente, la disonancia cognitiva era difícil de tratar.

Creí que de adulto estas cuestiones se diluían en la madurez que proporciona el razonamiento lógico, pagar impuestos, quedarse pelado, etc. Pero no. No hablo de empatía, esa función de las redes neurales espejo, sino de una mezcla entre voyerismo emocional e imposición de nuestras lágrimas, sorpresas, alegrías, repudio, entre otras emociones a los ojos de los demás. Ver en video a una persona mirando un video y reaccionando a él es absurdo, sí. Pero debe tener una explicación.

Aún no me encamino a investigar, a generar un artículo de interés sobre el tema. Apenas puedo hacer este repaso por instantes de mi vida que se le parecen. La sociedad, hoy, normalizó esta práctica. En YouTube, Twitch, Discord, y otras plataformas, casi no existe otra cosa que no sea reacción ante gente jugando videojuegos, viendo clip musicales, los antiguos bloopers, épicas deportivas o mensajes edulcorados de superación, además de comedia, claro. Todos compartimos, todos parecemos desesperados por saber si a los demás les gusta, o, peor aún, queremos -una especie de constitución de nuestro ser- que les guste.

En definitiva, necesitamos que los demás, sean, aunque sea un poco, nosotros. No como nosotros, sino nosotros mismos. Quizá porque lo que más ansían las nuevas generaciones, es ser otro. Es ser una persona diferente a esa que tiene que cargar con una constitución psicofísica que no desea, porque al deseo lo pone el poder. “Nuestro deseo es el deseo del otro”. O quizá, simplemente, de esta forma no estamos tan solos en un mundo de pantallas que nos distancia de los abrazos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario