la bandada
de patos grises
estría los cielos del cura
cristalino
con cívica lentitud
su exótico auto fantasma
rueda la barranca del domingo
lacradas con viejas persianas
las vidrieras
resignadas a los insectos de temporada
al eterno circular de las promociones escolares
que toman cerveza hasta entrada la noche
el sol besa oblicuo los caños y cadenas
el tobogán las hamacas
la frente de una niña
algunos pibes salen del kiosco
corren en bicicletas
bajan por Yrigoyen hasta el infierno
la luz se va y los umbrales encienden el asfalto
los cachetes rosados de la prima Julia
no guardaban un amor para nosotros
sino una madre estúpida
la señora que debe lavar
los calzones cagados del marido
una patología incurable
el destino
la incógnita trillada
el cielo apoya la colilla nauseabunda
deja caer la ceniza
en el horizonte
fatídica línea
enfermedad de la pampa
lápida ilegible
cuelga la luna allí
su bastón blanco
emprende a tientas
de memoria
el camino
cansancio de cosmogonías
me dijeron
que la muerte lo visita cada noche
y cada noche le susurra
la fecha cercana
se despertará ahogado sin motivo
a las cuatro de la mañana
gritará que se muere
reclamará que nadie
nadie
lo quiere
que jamás nunca
alguien
se interesó por él
rancio fantasma domesticado
por la falda de mamá
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