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   El Paco dice que no puede ser, pero sí, hago cosas para despertarme. Me hamaco fuerte en la placita del barrio hasta dar la vuelta entera, y ahí me despierto. O corro fuerte por la ruta y hago un salto mortal y caigo de espaldas, o hago Nánu Nánu con las orejas como en Mork y Mindy.

   Los sueños más feos son abajo del agua. Hago fuerza para flotar y me despierto enseguida, pero sigo hundido. Una noche fui a la cocina a tomar agua, y de la canilla salió sangre. El vaso explotó y me rebanó la muñeca. Abrí los ojos transpirado, pero cuando pasé el brazo por la traspiración, me faltaba la mano. Entonces corrí a la hamaca de la placita para despertarme de verdad.