Tomamos mate cocido y comemos bizcochos. El Pelu hace mucho ruido si come, se le escuchan los dientes más fuerte que el televisor. Pasan la propaganda de “Colonia Paco”, esa de un chico que escucha un walkman y lleva la bici de carrera con una mano agarrándola del medio del manubrio, la otra en el bolsillo, y se llama igual que el Paco. Nos reímos. El Paco siempre se sopla el flequillo y se agranda igual que el de la propaganda. La Caro me prestó uno de esos walkman y un casete de la pelada esa, Sinéad O'Connor. Al Paco no le gusta la música en inglés. El fin de semana la vi a la pelada en un video de Rock and Pepsi y casi vomito. Cómo va a ser pelada una mujer...
Terminamos la merienda y subimos a las bicis. Cruzamos el Hípico, y después del matadero las tiramos en la arena del zanjón y nos escondemos entre las cañas. Al rato vemos al Paco y al Jenjo. Vienen a espiar las chozas de los del 2 de Abril. Los de ese barrio son todos putos, y culean entre ellos en las chozas.
Hay tormenta. El Paco y el Jenjo se vuelven. Con el Pelusa nos quedamos pateando un tero herido. El Pelusa le pega muy fuerte, en el pico, y me da cosa. El tero está agujereado en el costado y le sale sangre. Alguien lo cagó a riflazos. Le digo al Pelusa que no le peguemos más. Empiezan a caer gotas y nos volvemos. En la entrada del Hípico la vemos a la Sandra y la Nochi: tienen tetas grandes, comen de la bolsa de papas fritas y hablan de un tal Mario. Nos saludan. El Pelusa se frena.
—¿Qué hacen? —les dice.
—Hola, divinos, ¿qué andan haciendo?
—Nada. ¿Y ustedes?
—Nada.
Mi hermana viene en la bici del novio nuevo. La vemos pedalear fuerte por la lomada. Llega cansada con el pelo lleno de gotitas, apoya la bici en la tranquera:
—¡Chicas, chicas! ¡Voy a ser la secretaria de Formento!
La odio a mi hermana. Este año termina la secundaria. Los varones del básquet me preguntan si come sola y les digo:
—No, con nosotros en la mesa. ¿Por?
Y se cagan de risa, no sé de qué.
—Voy a ser la secretaria de Formento —dice, y sin dejar de respirar sigue—. Para Feliz Domingo, en el A.C.O. Viene Formento. Lo trae la Municipalidad, y a mí me eligieron de secretaría.
Las tres boludas se abrazan y se van. No lo puedo creer: Jorge Formento en Los Fresnos. Y la conchuda le va a llevar la bandeja de sobres arriba de las tetas, seguro. Pienso un rato largo. El Pelusa me pega una cachetada en la nuca, me despabila. Las vacas se van por el camino verde del monte, y el Pelusa quiere volverse. Se manda entre las cañas a sacar la bici de la arena. Saco la mía, nos subimos. Acelera, quiere correr una carrerita. Saca ventaja, se le ven los pelos volando. Pedaleo fuerte, no puedo más, lo alcanzo.
—¿Y quién mierda es Formento? —grita saliendo de la huella de barro que lo atrapó.
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