martes, 21 de octubre de 2025

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Es posible que Helga no conozca el origen de sus muebles,

sus composiciones, sus posiciones históricas, 

sus limitaciones y posibles desvinculaciones 

con los espacios que habitaron en su recorrido, 

por lo menos los que no son nuevos 

y los flamantes traídos para esta casa:

un misterio en crecimiento, 

un amoldarse a culos y pensamientos.

Cada uno de ellos -lo sabe Helga 

cada vez que corre las cortinas para limpiar por la mañana- 

tienen una relación de linaje con la luz

que escribe en sus pieles de cuerina, tela, 

cuero y tafetán, antiguos mandatos de inocuos dioses 

que poseen los retazos de animales y vegetales 

que se convierten en cosas, como Helga 

cuando se casó y dejó que su marido 

comprara cada uno de esos cansinos animales

que pastan en su living.

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