jueves, 16 de octubre de 2025

11


   Vamos en bici al campito atrás del Hípico, a un picnic con las chicas. El Paco y el Pelu me dijeron en secreto que se les ocurrió eso para bailar la Lambada. Ponemos el mantel en el suelo, abajo de un árbol donde hay un nido de caranchos y sacamos los sánguches. El Paco pone un casete de enganchados. Escuchamos “Mi abuela” y Jazzy Mel. La Mica tiene la pollera celeste con un pedazo de vaquero arriba y la Caro la vincha y una pollera más corta. Se la acomoda a cada rato porque el viento se la vuela. Se hacen las lindas. Comemos unos sánguches de milanesa, y el Pelu habla con la boca llena. Las chicas le dicen “Qué asco” y dan vuelta la cara.
   El Paco cuenta:
   —Mi tío tenía el mejor perro de caza del mundo. Una vez lo sacaron a un campo y señaló unas perdices. Mi tío le chumbó para que las espante y que se vuelen, así les tiraba, pero no salió nada. Entonces fue a ver al perro, que seguía duro, señalando. Fue más adelante y ni una sola perdiz. Lo llamó al amigo y no sabían lo que pasaba. Se les ocurrió una idea: se pusieron a hacer un pozo ahí donde señalaba el perro. ¿Y a que no saben lo que sacaron? ¡Una patente de auto de Las Perdices!
   —Ammmmm, dejá de mentir.
   —Denserio, boludo.
   —No seas mentiroso.
   —Mi tío —dice la Caro— fue a la casa abandonada que dicen que había fantasmas y no encontró ni uno. Cuando se iba miró atrás, y el colchón de la cama flotaba en el aire.
   —Ammmmmm.
  —Sí, denserio. En el campo vio un plato volador que paró a tomar agua en el tanque… y al otro día quedaron los pescados secos en el fondo.
   La Mica no habla, es tímida. Saca las cartas y jugamos a la Escoba y al Chinchón. La Caro me mira. Ahora jugamos al Chancho, y me gusta poner la mano arriba de la de ella. No tengo “chancho”, pero igual lo canto y espero que ponga la mano.
   El Paco adelanta el casete y arranca la Lambada. La agarra a la Mica de la mano para bailar y ella se la saca.
   —Me da vergüenza —le dice—, no sé bailar esa porquería.
   El Paco la levanta de un tirón y la agarra de la cintura y le dice que le va a enseñar y la mueve. La Caro lo encara al Pelu y se ponen a bailar y le preguntan al Paco si bailan bien. Ahora me toca a mí, bailo con la Mica. Espero la parte en la que el Paco va a enseñar lo de la pierna y la encaro a la Caro. El Paco no dice lo de la pierna, le da vergüenza. Le digo “así se baila la Lambada”, y le pongo la rodilla a la Caro entre las piernas y le hago mover la panza. A veces hago más fuerte, me roza con la bombacha. Y los otros hacen igual, y el Pelu mira de afuera. Allá lejos, el sol está bien grande y naranja atrás de un árbol y los caranchos gritan y la Caro se ríe y mira como que vamos a ser novios para siempre.

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