Vino al colegio el escritor Gustavo Roldán. La directora habla en la mesa grande, la de los actos. Él pone cara de embole, fuma, larga humo por la nariz y se le resbala por los bigotes. Nos pregunta si leímos sus libros y gritamos síiiiii, y dice si queremos saber algo. Las orejas de quinto sacan unas hojas y leen las preguntas que les escribió la señorita.
El Paco escucha en un rincón, raya el piso con un palito. La semana pasada le hicieron firmar el libro de disciplina y lo acusaron de lo del aerosol. Lo usamos para hacer arder: cuando un chico del colegio se raspa la rodilla y le sangra, le ponemos aerosol en la raspadura. Algunos cagones corren a acusarnos o se revuelcan de ardor. El Pelu recortó la cara de Formento de la revista Gente y se la pegó a la lata.
No aguanto más del embole, la señorita le hace señas a Gustavo Roldán de que termine. Toca la campana. Me acerco y le doy un libro y le pido un autógrafo. “Para Pablo, que nunca se olvide de trepar a los árboles”, escribe. Voy al patio a formar y busco al Paco.
—Hay que ser escritores —dice mientras rezamos a la bandera—. ¿No ves que no hacés nada? Inventás historias en un libro y te pagan, y encima viajas por todos lados y te pagan, y lo único que hacés es hablar y fumar.
—Sí, hay que escribir cuentos, inventar cualquier cosa.
—Pero no poemas como la Mica y esas boludeces románticas.
—No, los poemas son de las nenas y los maricones. Hay que escribir historias fantasiosas, cosas que no puedan pasar nunca como esos animales que hablan o los robots de Mazinger Z.
—Sí, o cosas diabólicas.
—Sí, busquemos el libro del diablo.
Vamos hasta mi casa. Al Paco casi lo choca una moto en los semáforos. Llegamos y tiramos las bicis. El libro todavía está en la piecita. Lo bajo y le rompo el náilon. El Paco me quita el libro de las manos: si no lo agarra le da cosa, igual que si lo llevo en la bici y no maneja él. Leemos: Mario Schetto. ADORACIÓN POR EL DIABLO. La apología desvergonzada sobre mi pasión: el Club Atlético Independiente. Lo revoleamos por el tapial del vecino.
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